Ayer conocíamos la noticia de la compra por parte de Facebook de Whatsapp, la cual permitirá a esta adentrarse en el entorno móvil, una de las batallas a la que más esfuerzos ha dedicado en los últimos años. Por lo pronto, la mayor red social del mundo se adueñará de 430 millones de usuarios, 30 de ellos en España, uno de sus principales mercados.
Para tranquilizar a los usuarios de ambas compañías han insistido en que los usuarios no percibirán cambio alguno. No se incluirá publicidad, se mantendrá el pago anual por suscripción y la plataforma no se modificará.
Facebook controlará lo que comparten sus usuarios en sus espacios -en teoría- privados. Una suculenta lista de números de teléfono, perfiles de usuarios (podrán analizar por menorizadamente las imágenes y vídeos que comparten), ubicaciones y localizaciones; lo que se traduce en un puente hacia el segmentado negocio publicitario. «Lo que quieren es la base de datos de usuarios y aprovecharán para integrarlo en Facebook», expilca Mauro Fuentes, director de social media de Ogilvy España.
La plataforma de WhatsApp tiene cierta inseguridad, pero esta área podría verse corregida bajo el paraguas de Facebook. Es posible que además se unifiquen. De esta manera, conectar ambos perfiles se realizará con un mismo usuario y su correspondiente contraseña.
La aplicación de mensajería instantánea seguirá operando de manera independiente. Lo que se desconoce es en qué lugar queda ahora el servicio Facebook Messenger. Su futuro, incierto, queda en un limbo y en un solapamiento de funcionalidades similares.